🤤Dinamicas de autocontrol para adolescentes
🤯 Cómo ayudar a un adolescente a autorregularse
Para evitar los hábitos negativos, aumentar los positivos y conseguir objetivos a largo plazo, el autocontrol es la capacidad de regular y modificar sus respuestas. Las investigaciones han demostrado que poseer autocontrol puede ser fundamental para la salud y el bienestar.
Prioridades populares como la pérdida de peso, el ejercicio diario, la alimentación sana, no dejar las cosas para más tarde, abandonar los malos hábitos y ahorrar dinero son algunos de los objetivos que la gente considera que requieren autocontrol.
¿Qué importancia tiene el autocontrol en su vida diaria? Una encuesta realizada por la Asociación Americana de Psicología (APA) mostró que la falta de fuerza de voluntad fue descrita por el 27% de los encuestados como el factor clave que les impedía alcanzar sus objetivos.
Resulta tentador suponer que alcanzar un objetivo es simplemente una cuestión de regular el comportamiento, tanto si el objetivo es perder peso, obtener un título universitario o dejar de fumar. La mayoría de las personas encuestadas están de acuerdo en que es posible aprender y mejorar el autocontrol. Los investigadores también han identificado una serie de causas y técnicas diferentes que pueden ayudar a las personas a aumentar su autocontrol.
📣 Cómo enseñar el autocontrol
La relevancia del autocontrol para una amplia variedad de resultados del desarrollo motivó el estudio actual de las experiencias vitales traumáticas de los primeros adolescentes y el autocontrol. Los acontecimientos vitales negativos relatados por la madre (en el Estudio 1) o por el niño (en los Estudios 2 y 3) predijeron el descenso del autocontrol a lo largo del tiempo en tres estudios longitudinales prospectivos. En ambas investigaciones, el autocontrol se evaluó mediante cuestionarios completados por tres evaluadores independientes en dos momentos diferentes, incluyendo un profesor del aula que conocía bien al niño y otros dos evaluadores (padres, cuidadores y/o el propio niño). Los efectos nocivos de las experiencias vitales estresantes sobre el autocontrol fueron mediados por el malestar psicológico evaluado en los Estudios 2 y 3. Estos resultados amplían los estudios experimentales de laboratorio anteriores que documentan los efectos agudos del estrés sobre el autocontrol.
Actualmente es bien sabido que los acontecimientos vitales adversos predicen los cambios en los síntomas psicopatológicos de los niños y adolescentes (por ejemplo, el divorcio de los padres o la pérdida de su trabajo, la mudanza de amigos cercanos) (Grant et al., 2004). Una importante bibliografía también ha establecido que entre los acontecimientos vitales y sus efectos deletéreos interfieren mecanismos psicológicos. En particular, el impacto deletéreo de estos acontecimientos en los resultados está mediado por las evaluaciones subjetivas de los acontecimientos vitales como amenazantes o innecesariamente difíciles (Cohen et al., 1988; Monroe, 2008).
🖐 Tipos de autocontrol
El autocontrol es el deseo, aunque no quieras, de obligarte a hacer cosas que crees que debes hacer. Quizá debas considerarlo como disciplina o fuerza de voluntad. Como adultos, es un aspecto vital para convertirnos en adultos responsables que ejerzamos el autocontrol de forma regular. Algunos jóvenes son disciplinados de forma natural y otros necesitan un poco de entrenamiento por parte de sus padres. Pero para los adolescentes, la autodisciplina es un comportamiento que se puede dominar.
Se ha demostrado que el autocontrol es un factor de predicción del rendimiento académico mayor que el coeficiente intelectual de un estudiante. Las investigaciones indican que los estudiantes que ejercen el autocontrol suelen tener buenos resultados y son más felices en la escuela. Si crees que pueden hacerlo con un poco de ayuda, enseñar a los niños la autodisciplina merece la pena.
El modelado de roles es una forma eficaz de explicar por qué es importante que los adolescentes se autocontrolen. Señálalo cuando te castiguen de forma cotidiana. Por ejemplo:’ Sé que llegamos tarde, pero al respetar el límite de velocidad, estoy siendo disciplinado. Puedo ir más rápido, pero corro el riesgo de tener una multa o un accidente si lo hago. Es más fácil llegar un poco tarde que jugársela’.
⬛ Psicología del autocontrol
Cuando vio llegar un coche, Cole Skinner estaba colgado de un muro sobre una cantera abandonada. Él y sus amigos corrieron por un estrecho sendero al borde de la cantera y saltaron una valla de alambre de espino para escapar del campo. Para Skinner y su amigo Alex McCallum-Toppin, ambos de 15 años y alumnos de un colegio de Faringdon (Reino Unido), la persecución forma parte de la diversión. Los dos dicen que buscan lugares, no para meterse en líos, sino para descubrir, como obras de construcción y casas en desuso. También hay que presumir de ello. “Es algo que puedes decir: ‘Sí, estuve en una cantera abandonada'”, dice McCallum-Toppin. “Con tus amigos, puedes hablar de ello”.
Según Ronald Dahl, que estudia el desarrollo del cerebro de los adolescentes en la Universidad de California, Berkeley, la asunción de riesgos ha motivado muchos de los primeros trabajos sobre el cerebro de los adolescentes. Era un camino hacia la buena financiación, así que se hizo hincapié en ello”. Las primeras teorías se centraban en un desequilibrio percibido en el cerebro en desarrollo”. Las áreas asociadas a la impulsividad y la mayor sensibilidad a la recompensa reciben un impulso temprano en el comportamiento, sobre todo en el ámbito social, mientras que las que regulan los procesos cognitivos, como la memoria de trabajo, crecen sin problemas durante la adolescencia. Los neurocientíficos compararon la imagen evolutiva del cerebro adolescente con la de un coche con el acelerador acelerado y los frenos defectuosos. Esto se ajusta a la evidencia del desarrollo, pero no al hecho de que, según Ted Satterthwaite, psiquiatra e investigador de neuroimágenes de la Universidad de Pensilvania en Filadelfia, muchos adolescentes tienen poca propensión a asumir riesgos. Un estudio realizado en 20161 sobre más de 45.000 adolescentes estadounidenses demostró que a los 17-18 años, por ejemplo, el 61% no había probado los cigarrillos; alrededor del 29% nunca había consumido alcohol.